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Cómo acompañar a un ser querido en su última etapa con amor y tranquilidad

Es normal sentir miedo o incertidumbre, pero también es posible vivir esta etapa con paz, amor y presencia. La tanatología nos recuerda que no se trata de hacer grandes cosas, sino de estar con el corazón abierto. En este texto, te compartimos algunas claves tanatológicas para acompañar el tránsito del alma con calma, escucha y humanidad.
Estar ahí, simplemente estar
Muchas veces no sabemos qué decir, qué hacer, cómo actuar. Pero lo más valioso no siempre está en las palabras, sino en la presencia. Un apretón de manos, una caricia en silencio, una mirada tranquila. Estar, sin expectativas ni juicios, es un regalo inmenso para quien está preparando su alma para partir.
Escuchar sin corregir
Tu ser querido quizá quiera hablar… o no. Tal vez recuerde momentos felices, exprese miedos o simplemente guarde silencio. Escuchar sin juzgar, sin querer animarlo a la fuerza, es acompañar desde el respeto. A veces, lo más valioso no es decir algo, sino ofrecer un oído y un hombro.
Incluirlo, no aislarlo
A veces, por querer “proteger”, se aísla a la persona de decisiones importantes. Pero sigue siendo parte de la familia, sigue siendo quien siempre fue. Permitirle decidir —aunque sea en cosas pequeñas— le devuelve dignidad y sentido.
Pequeños gestos, gran amor
Desde traerle su comida favorita hasta decorar su espacio con flores o fotos queridas, cada detalle habla de amor. Acompañarlo a ver su serie preferida, leerle en voz alta, rezar juntos si así lo desea… no hay gesto pequeño cuando nace del corazón.
Hablar del mañana
Hablar en futuro no es negar la realidad, es sembrar esperanza. Decir “mañana vemos esa peli” o “el próximo mes llega la primavera” es recordarle que aún hay vida por vivir, minutos por disfrutar, momentos para reír.
Permitir partir, sin dejar de amar
Uno de los actos más puros del amor es dar permiso para descansar. A veces, quien parte necesita escuchar que los que quedan también estarán bien. Decir “te amo y estoy listo para soltarte” no es rendirse, es liberar con ternura.
El acompañamiento, cuando nace del amor, se convierte en un puente entre el alma que parte y los corazones que quedan. La tanatología nos recuerda que no estamos solos, y que hay formas de vivir esta etapa con serenidad, compasión y sentido. Porque incluso en el último tramo del camino, el amor sigue siendo la mejor medicina.
Y cuando el corazón necesita guía emocional, espacios de paz y compañía respetuosa, El Remanso está presente para acompañar cada etapa del proceso —con calidez, presencia y humanidad—, ayudando a que el amor también se exprese en el cuidado de una despedida digna.
Este contenido está inspirado en las enseñanzas del libro de Elizabeth Kubler-ross, Duelo anticipatorio: Libro Tanatológico, una guía profunda y compasiva para quienes atraviesan procesos de despedida o acompañan a quienes se preparan para el descanso eterno.